DETOX
(of we)
junio 2014: ¿a qué le tienes miedo (el polihedro
miedal)? A la dilatación de mis energías creativas, a olvidarme de mis
sueños, al atrofio de mi cerebro y mi cuerpo, a la desmemoria. A la incoherencia.
La frustración. A la inconstancia, a desfallecer con demasiada rapidez,
demasiada a-centralidad. Tal vez haya un miedo mismo a reconocer y aceptar
estos miedos y apegos. Falta de confianza en la propia capacidad. De hacer, de
hablar, de construir. Miedo a ver el el tiempo “pasar delante mío” y no “a
través de mí”. Un temor a dejarse ganar (dejarse perder) por La Fría Inercia y
la estupidez y la debilidad y la rabia y el desamor, “a transformarme –y verme
transformado- en el gruñón, el frustrado, el bobo sin ideas, el insensible, el
dealmado, el aburrido, el feo, el antipático, el egoísta, el creído, el falto
de carácter, el ideciso, el perezoso, el mal-amor”. El Día 4 ya empieza a leerse distinto, con un
sentido de construir propósito (rápidamente se lee un cambio de actitud, de
intentar descifrar qué anda mal, enumerándolo, a proponer qué debe hacerse, qué
debe guiar, qué debe buscarse). Nos acordamos de un re-equilibramiento de los
hemisferios, del eterno-retorno de este balance y esta lucha interna, lucha que
es retribución a las fuerzas que nos operan, “cada día llamados a re-aprender
con nuestro cuerpo lo que el alma conoce íntimamente”. Entendimiento y control.
Disciplina. El sacramento del trabajo. Orden. Obviamente hay recaídas, pero se
afirma el trabajo no tanto en “omitir que pasen cagadas”, sino en aprender a
enfrentarlas mejor. Chakras del sostenimiento. “El duo-quid: aceptarse
imperfecto; luchar desde el amor por la vida que queremos soñarnos despiertos… Conocer
mis debilidades me hace más fuerte sólo si no las juzgo, sólo si las abrazo con
la más pavorosa de las disposiciones: la que asume el todo-fluir cambiante de
las infraquímicas interplanetarias como una ofrenda divina que brota de las
manos con que el universo me dispuso a nacer. Así, sólo así, encarna un hombre
a todos los hombres, con la conciencia de que con su propia vida decide el
destino y el sentido de la totalidad que entutela. Ése hombre, si busca en
contrarse en libertad conjugativa de estas responsabilidades, no le puede temer
a nada. A nada. A nada. A nada. No le puede tener miedo a nadar en dulces y
saladas aguas por igual.” Y sin embargo, por ejemplo, el día 8 (día ocho nominativo,
tras casi dos semanas del día 7) se habla de “extraños casos de naufragio mental,
donde escribir sobre el pasado resulta casi tan inpreciso o especulativo como
sería escribir sobre el futuro.” La siguiente entrada sólo aparece allí más de
cuatro meses después.